Un hueso dislocado sin sentido del equilibrio.
La brisa tambalea la figura.
Los hilos casi imperceptibles.
Aluminosis ósea.
Frágil.
Movimientos aleatorios.
Descontrolado.
El temblor se hace más tangible.
Comienza a llover.
No hay reflejos.
El viento marea y se tambalea como un trapo.
Perdida la esencia y roto, me empapo.
No consigo secarme y mis poros se dilatan, despacio, sin fin.
Quizá sea la única manera de salir.
Poder estirar las piernas.
Olvidar la marioneta y controlar el vaivén.
La única manera.
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